
Adiós Paraíso
Adiós Paraíso es un proyecto colaborativo con sede en Guadalajara, conformado por Paulina Rojas (Guadalajara, 1991) y Carlos Aroche (Ciudad de México, 1984). Su práctica se articula como un cuerpo colectivo en movimiento, donde cada obra abre una grieta hacia lo indeterminado. Mediante el uso de escultura, instalación, pintura y objeto intervenido, desarrollan un lenguaje que se aleja de lo biográfico y lo documental.
Su trabajo se centra en los cuerpos —humanos/animales, territoriales, objetuales— entendidos como superficies atravesadas por fuerzas que los organizan, los someten y los transforman. Estas dinámicas de poder no se abordan desde una perspectiva ilustrativa, sino que se tensan en lo físico y lo concreto, a través de gestos que interrumpen o desestabilizan el orden que las sostiene.
En su obra, el caos opera como una condición estructurante que permite a la forma mantenerse inestable y abierta a la transformación. En ese umbral, lo pictórico y lo tridimensional se contaminan, desplazando los límites entre imagen y materia.
Con formación en diseño industrial y artes plásticas, Adiós Paraíso incorpora herramientas formales y estructurales en su aproximación al arte, generando una práctica que desdibuja las fronteras entre disciplinas y se sostiene en el desplazamiento constante.
El dúo ha presentado su trabajo en galerías, espacios independientes y públicos, entre ellos el Museo de Arte Raúl Anguiano (MURA).
Adiós Paraíso es un proyecto colaborativo con sede en Guadalajara, conformado por Paulina Rojas (Guadalajara, 1991) y Carlos Aroche (Ciudad de México, 1984). Su práctica se articula como un cuerpo colectivo en movimiento, donde cada obra abre una grieta hacia lo indeterminado. Mediante el uso de escultura, instalación, pintura y objeto intervenido, desarrollan un lenguaje que se aleja de lo biográfico y lo documental.
Su trabajo se centra en los cuerpos —humanos/animales, territoriales, objetuales— entendidos como superficies atravesadas por fuerzas que los organizan, los someten y los transforman. Estas dinámicas de poder no se abordan desde una perspectiva ilustrativa, sino que se tensan en lo físico y lo concreto, a través de gestos que interrumpen o desestabilizan el orden que las sostiene.
En su obra, el caos opera como una condición estructurante que permite a la forma mantenerse inestable y abierta a la transformación. En ese umbral, lo pictórico y lo tridimensional se contaminan, desplazando los límites entre imagen y materia.
Con formación en diseño industrial y artes plásticas, Adiós Paraíso incorpora herramientas formales y estructurales en su aproximación al arte, generando una práctica que desdibuja las fronteras entre disciplinas y se sostiene en el desplazamiento constante.
El dúo ha presentado su trabajo en galerías, espacios independientes y públicos, entre ellos el Museo de Arte Raúl Anguiano (MURA).